“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.” (Mateo 7:12)
Existe un dicho que dice: “Dime que siembras y te diré que cosechas.” Y es exactamente lo que este pasaje de mateo 7:12 nos enseña. El principio de la siembra y la cosecha. El cual vemos a lo largo de las escrituras.
Si observamos detenidamente el pasaje nos muestra que el trato de los demás hacia nosotros viene de como nosotros tratemos a los demás. No podemos esperar respecto y no respectar a los demás. No podemos esperar misericordia si nosotros no la tenemos con los demás. No podemos esperar la ayuda de nadie si solo hemos echado el ayudar a los demás cuando necesitan de ayuda.
La palabra clave que nos menciona este pasaje es: “así también haced vosotros con ellos” esto nos muestra que nosotros debemos hacer para los demas lo que esperamos de ellos.
Ahora imaginemos lo siguiente si debemos tratar a los hombre como queremos ser tratados cuanto mas en relación a Dios.
El ejemplo de Caín y Abel
Cuando vemos el relato de Caín y Abel vemos exactamente esto lo que Dios dijo a Caín.
“…Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido?”
Recordemos un poco este ejemplo ya que nos muestra la ley de lo que uno siembra siempre lo cosecha. Veamos:
“Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. 3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. 6 Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? 7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.” (Genesis 4:2-7)
Aquí en esta historia podemos ver que ambos hermanos trajeron a Dios una ofrenda. La cual reflejo la consideración que cada uno tenia ante Dios. Vemos que la biblia es muy clara cuando nos dice que Dios se agrado de Abel y de su ofrenda pero no se agrado de Caín y su ofrenda.
Si observamos detenidamente veremos que menciona primero el agrado o el desagrado de ambos antes que de sus ofrendas. Porque estas ofrendas simplemente eran el reflejo de la consideración de cada uno ante Dios. Y si recordamos el principio que Mateo 7:12 veremos que ambos estaban no solo ofreciendo algo a Dios sino revelando su trato y consideración ante Dios.
La biblia destaca y dejo registrado hasta el día de hoy que la sangre de Abel clamo por el ya que fue justo y considerable ante Dios (vea Hebreos 11:4). Mientras que nos deja una alerta referente al mal ejemplo de Caín. Al decir Dios a Caín:
“Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.” (Genesis 4:7)
Esto resume que en la vida nosotros tenemos los resultados de lo que hemos sembrado en otros y sobre todo ante nuestra relación con Dios. Así que si queremos cosechar de Dios bendición y una relación solidad ante él debemos aprender a tratarlo como queremos ser tratados por él y tratar al prójimo como deseamos ser tratados.