Es muy raro encontrar personas en el mundo que digan de verdad “me equivoque”. Casí siempre vemos a las personas culpando a otras por sus fracasos y por sus propios errores. ¡Admitamos! el orgullo a sido un sentimiento desastroso y muy presente entre la humanidad. Quien sabe usted amigo o amiga este sufriendo en la vida en silencio a causa de ser una persona muy orgullosa. Simplemente usted no da su brazo a torcer. Piensa que la culpa es de todos los demas, menos de usted. La verdad es que todos en la vida nos equivocamos. Pero, esto no quiere decir que por eso vamos a continuar en el mismo error.

 

La verdad es, que la humanidad entera a vivido peleada con Dios durante generaciones y el a querido reconciliarse con ella. A pesar de que Dios no fue quien peco contra ella. Pero la humanidad continua pensando que no tiene nada de que se deba arrepentirse o porque reconciliarse con él. Siendo que Dios nos dice en su palabra:

 

“No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda,
No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; 
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (Romanos 3:10-12)

 

Vivimos en un mundo muy egoista donde uno siempre quiere tener la razón. Mas debemos admitir que si vivimos mintiendo, robando, guardando rencor contra alguién, si nos hemos prostituido o en cualquier otro pecado, ya le hemos faltado el respeto a Dios y estamos rompiendo nuestra parte con el, tornandonos sujetos a ser condenados al infierno, sí morimos sin arrepentirnos.

 

En cuanto sigamos cegados con el orgullo de pensar que no estamos en falta con Dios no se puede iniciar una relación seria con él. En otras palabras, el arrepentimiento sincero seguido de un comportamiento contrario al que se estaba llevando mientras uno vivia en el error debe llevarse a cabo para poder ser aceptados por Dios. Debemos ser transparentes ante Dios sin nunca intentar esconderle algo como si él no lo supiera, debemos ser sinceros, debemos ser agradecidos de que él aun en su Santidad quiera relacionarse con nosotros que somos pecadores.