“…Haz con tu pueblo según merecen sus acciones, porque solo tú conoces el corazón de cada ser humano.” (1 Reyes 8:39)
Es muy facil dejarse engañar con palabras o frases como: “Dios sabe que yo lo amo y siempre lo tengo en mi mente”, “El sabe la fe que le tengo”, “mi fe nunca la pierdo en Él”, “Yo quiero esto o aquello”, …en fin, la lista podria seguir sin un fin. Pero, ¿Qué realmente es lo que prueba lo que decimos querer? Sin duda alguna, nuestras acciones.
Son nuestras actitudes las que separan aquellos que dicen querer algo de aquellos que logran lo que quieren. Desafortunadamente la falta de tal consciencia a llevado a muchos a una vida de estancamiento y de constante frustación y fracaso.
En la oración hecha por el rey Salomón el hace cuestion de mencionar “Haz con tu pueblo según merecen sus acciones”. Esto nos muestra que la justicia de Dios se revela dando merecimiento de acuerdo a como actuemos y no simplemente por decir querer algo. Siendo así, nos aclara que en la vida acabamos siendo la suma total de nuestras actitudes y no simplemente lo que decimos con palabras querer. Por otra parte, nadie puede engañarse pensando que Dios no conoce lo que hay dentro de cada ser humano.
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